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AIGUA PER A TOTS?

Artículo publicado en "El Periódico de Yecla" el 16 de Septiembre de 2006.

Dos años después de la derogación del trasvase del Ebro empiezan a vislumbrarse las verdaderas razones por las que Carod, Maragall y el resto de la constelación de estrellas de la izquierda catalana se oponían al envío de agua a la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería. No es cuestión de un problema medioambiental grave que se le pudiera ocasionar al delta. No sólo es cuestión de insolidaridad con el resto de España, que lo es. Es cuestión de “negoci”. Hace unos días, nuestro Consejero de Agricultura y Agua de la Región de Murcia, Antonio Cerdá, desveló que se habían desprotegido algo más de 6000 hectáreas en el delta del Ebro, con lo que se pueden así abrir las puertas a las urbanizaciones. No hay más que pinchar en el buscador de Internet google la frase “construcció de vivendes al delta de l’ebre” para darse cuenta, de entre los resultados, que no va muy desencaminado el Consejero al hacer público la decisión del ejecutivo catalán, del PSOE. Después de todo este tiempo, empezamos a conocer las verdaderas intenciones ocultas detrás de la derogación del trasvase. Al igual que se tardó tiempo en descubrir toda la trama de los GAL, de igual forma veremos lo que hay detrás de ese sospechoso interés en derogar un trasvase que el propio PSOE defendía años atrás. Sí, están ustedes leyendo bien. Cuando Borrel era ministro de Obras Públicas y Cristina Narbona, Secretaria de Estado de Medio Ambiente, el PSOE apostaba por los trasvases porque la desalación era muy cara y con perjuicios para el medio ambiente, en concreto, para las praderas de posidonia tan características de la costa mediterránea española. Yo empiezo a verlo claro. Quieren el modelo turístico y la agricultura de la Región de Murcia. Ahora bien, ellos no tienen nuestro Sol, ni nuestro clima, ni nuestras gentes. El trasvase del Ebro no es ninguna locura. Es algo que tarde o temprano tendremos que acometer. El desierto avanza. Cada vez llueve menos. Cierto es que hay señales de cambio climático, pero no menos cierto es que ese trasvase de agua desde la España húmeda hacia la seca haría mucho bien por el medio ambiente. Hay estudios que señalan a los trasvases como la solución definitiva a los problemas de escasez de agua. Eso sí, el agua hay que saber aprovecharla, pero creo que eso ya lo sabemos hacer, y dicen los expertos extranjeros que bastante bien. La desalación es una técnica que puede solucionar los problemas puntuales de falta de agua en alguna ciudad costera, pero no en todo el litoral como pretende hacer el gobierno socialista con su programa AGUA. Además, los emisarios de salmuera son muy contaminantes y, entre otros productos que emite una desaladora, están el ácido sulfúrico y detergentes usados para limpiar tuberías, etc. Por no hablar de la corta vida de estas instalaciones monstruosas que tendremos que pagar entre todos próximamente. No podemos confiar el progreso del Levante Español a las desaladoras. Su consumo energético, y por tanto de dióxido de carbono, CO2, son altísimos. A ZP le da igual el protocolo de Kyoto. Podríamos incluso colapsar la red eléctrica y volverían los conocidos apagones, con las consiguientes pérdidas para el sector turístico, entre otros. Además, ¿no es un poco de locos dejar que el agua se vaya al mar y luego tomar esa agua y quitarle la sal? En cuanto al Altiplano, mucha paja y poca agua es lo que ha traído el partido socialista a estas tierras. El señor Fuentes Zorita, por si alguien no lo sabe, del PSOE, ha anunciado que nos traerá de 10 a 15 hectómetros cúbicos. Vamos a ver, el Partido Popular iba a traer 40 hectómetros cúbicos a través del trasvase del Ebro. Sí, tres veces más agua. El Partido Popular iba a traer a Yecla y Jumilla tres veces más agua que la que quiere traer el PSOE, eso sí, sin contar con sus amigos de Castilla La Mancha. El PSOE, y eso ya lo sabemos todos, dice en un sitio una cosa y la contraria en otro. En Hellín dicen que hay que ponerle fecha de caducidad al trasvase, y en Cieza, Saura dice otra cosa. Este clima de crispación política por la falta de agua tiene un origen claro, la derogación del trasvase del Ebro. El agua del Ebro es para unos pocos, no para todos. El agua del Ebro si que se puede trasvasar a Barcelona, a Gerona, a Lérida, pero no a Murcia y Alicante. Nos dejan que nos sequemos. Condenan nuestro futuro. Puedo entender que los dirigentes socialistas catalanes no estén a favor de traer agua, lo que no entiendo es que los dirigentes socialistas de la Región de Murcia, con Saura a la cabeza, estén en contra del trasvase. Yo mismo, no sé si Domingo Carpena, candidato socialista que ha perdido dos veces las elecciones municipales en Yecla, está a favor del trasvase del Ebro. No sé si los socialistas yeclanos o jumillanos están a favor o en contra del trasvase del Ebro. Me gustaría que se pronunciaran en contra de la política hídrica del gobierno central, que está condenando el futuro de esta comarca. Sin agua, las ciudades no pueden crecer y la agricultura no puede sobrevivir. Decir que la solución a los problemas de agua del Altiplano pasa porque no se lleven más agua a la costa alicantina es generar desconfianza hacia nuestros vecinos, intentando enfrentar a españoles con españoles. Ya lo han hecho. En Castilla la Mancha no nos quieren a los murcianos. En Aragón tampoco. Menos en Cataluña. Lo mismo les sucede a nuestros vecinos alicantinos. Este clima no existía cuando gobernaba el Partido Popular en España. El PSOE está utilizando el agua como arma arrojadiza entre regiones hermanas. A Yecla, a la Región de Murcia, ZP nos está quitando el agua, nos está condenando poco a poco y nos quiere enfrentar con otros. A ZP le decimos, desde el Partido Popular de Yecla: “ El agua es de todos y no de unos pocos”.