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LAS BUENAS MANERAS


Cada vez que se habla con un político y se le pregunta opinión sobre los logros, aciertos, fallos… de su oponente, siempre escuchamos el mismo discurso negativo que ensalza los defectos del otro y encubre sus virtudes, que todos las tienen. Esta forma de actuar crispa aún más los ánimos de quienes no participan diariamente de la política activa y nos miran como a bichos raros. El ciudadano de a pie, al final, se va quedando con lo que tantas veces se va repitiendo, que si fulanito no ha hecho esto o aquello, menganito es tal o cual, etc. Una mentira o media verdad, repetida muchas veces acaba siendo cierta entre la gente, al menos, se dan por sentadas afirmaciones que no lo son. Esto de la cosa política debiera ser algo mucho más serio que todo esto. Parece que los políticos arengamos al pueblo y en función de su alborozo ante nuestras “perlas verbales” medimos nuestra capacidad de mover masas, de ser líderes, de dominar…No tiene la razón quien más grita o calumnia, o quien más hace reír a la gente con chistecitos acerca del contrario. Pienso que es necesario utilizar otras formas, las buenas maneras en política. Podríamos intentar, aunque fuera por un día solamente, no hablar mal del otro, decir qué ha hecho bien el adversario político, que seguro que cosas buenas ha hecho. Al fin y al cabo el hombre está en este mundo para hacer el bien y no el mal, aunque algunos piensen de forma contraria. Este tipo de actuaciones por parte de los líderes políticos ayudarían a aliviar las tensiones propias de cualquier campaña electoral y realmente, llegada esta época se conseguiría hablar de programas, de ideas, de soluciones a los problemas cotidianos. Los debates estériles no conducen a ningún sitio y no generan ilusión entre la gente, que al fin y al cabo es otro de los retos a los que ha de enfrentarse un político, el de ilusionar al electorado. Pero para esto, primero hay que ser persona, hay que creer en las personas y no ver en la gente meros instrumentos que votan cada cuatro años al dictado siempre de algún manipulador de voluntades. Esta reflexión, que al lector le habrá parecido cuando menos extraña, aunque no por ello carente de sentido y necesidad en la sociedad actual, viene una vez más a demostrar que cuando se está en año de elecciones muchos pierden el norte, fruto quizás de los nervios, y a veces sus palabras y acciones no son el mejor ejemplo a seguir por los jóvenes que empiezan ahora a interesarse por la política o simplemente que empiezan a participar de esta fiesta de la Democracia que son las elecciones. Así las cosas, me preocupa que la campaña electoral vaya por otros derroteros, insultos, difamaciones, mentiras…Después de leer el artículo de alguien que ha representado a Yecla me extraña que se haya hecho una lectura tan negativa y sesgada de los 12 años de gobierno del P.P. en Yecla. Pues alguna cosa se habrá hecho bien, digo yo. No seamos tan negativos, seamos un poco positivos, como diría un conocido entrenador. Es como si ahora nos pusiéramos todos a hablar de no sé qué cosas de las farolas de Literato Azorín, de algunas cuevas derrumbadas, de las cuentas del patronato de escuelas infantiles…esto ahora no toca. Ahora toca el amor por Yecla, ahora toca presentar proyectos serios, presentar ideas, debatir programas, dialogar, negociar… Claro que hay cosas que no se han podido hacer, pero no menos cierto es que el PSOE ha actuado de forma irresponsable durante estos cuatro últimos años. Como no me gusta hablar en negativo, voy a reconocer que el PSOE yeclano ha trabajado y mucho por la ciudad de Yecla, no soy yo quien dude de las intenciones, y tanto ha trabajado y tanto ha creído en la democracia, que se ha dedicado a votar en contra sistemáticamente de todas cuantas propuestas presentaba el Partido Popular de Yecla, con lo que se han quedado sin ejecutar muchas obras, obviando el interés general y el amor a Yecla, que digo yo, tiene que ser la razón por la cual los partidos políticos trabajen. También en Murcia lo han hecho así, no lo dudo, el PSOE quiere mucho a Murcia, Dios me libre de pensar lo contrario, pero resulta que Pedro Saura, en su incansable labor como Diputado por Murcia votó en contra del trasvase del Ebro y ha dejado a la ciudad de Yecla sin los 40 hectómetros de agua que teníamos asegurados con el Partido Popular. Pues sí señor, esto es trabajar por Yecla y por Murcia, no seré yo quien lo juzgue, serán los ciudadanos, pero por favor, nada de políticas destructivas, Yecla no lo necesita, los yeclanos merecen más respeto, no más panfletos, no más ataques, no más mentiras, hacer política no es eso, hacer política es como dijo Cánovas del Castillo, “el arte de lo posible”.