“Nosotros tenemos las manos
limpias”. Así rezaban las servilletas que el Partido Popular de José María
Aznar repartía en las campañas electorales de los últimos años del felipismo,
donde la corrupción y el enriquecimiento ilícito eran señas de identidad de un
PSOE en declive que acabó perdiendo la confianza de los ciudadanos. Ese
lema, “Nosotros tenemos las manos
limpias”, supuso para el Partido Popular de Aznar llegar a todos esos sectores
de la sociedad que empezaban a ver que en la política española no había sitio
para la gente honrada, para la gente preparada, para la gente, en definitiva,
con vocación de servicio a la sociedad. Era un rayo de luz y esperanza para
todos esos españoles que estaban hartos de tanto latrocinio y mamoneo ( el caso
Guerra, B.O.E, Filesa, Malesa, Time Sport, Roldán, las comisiones del AVE a
Sevilla, Ibercorp, Mariano Rubio en el Banco de España…y también el gobierno de
Carlos Collado en Murcia…). Supuso una de las primeras piedras del mejor
gobierno que ha tenido España y el comienzo de una era de prosperidad económica
como nunca jamás la hubo. Pero no es esto de lo que quiero hacer una reflexión.
Para eso están los historiadores. Yo quiero hacer una reflexión sobre la
tibieza que hoy parece imperar respecto de la corrupción entre los responsables
políticos.
Corren malos tiempos para la cosa
pública, la gente está cansada de ver siempre a los mismos actores echándose en
cara cosas que van y vienen de los juzgados pero que luego no tienen
consecuencias más allá de las periodísticas (portadas de periódicos, temas de
tertulias televisivas y radiofónicas…) La lucha contra la corrupción tiene que
ser una auténtica arma con la que deberían contar todos los partidos políticos.
No sirven las palabras huecas y grandilocuentes contra los amigos de lo ajeno.
Decía Aldous Huxley que “ cuando más
siniestros son los designios de un político más estentórea se hace la nobleza
de su lenguaje” La sociedad civil quiere más señales inequívocas de que los
políticos son gente honrada, gente que quiere trabajar por servir a la sociedad y que, además, están
dispuestos a ser examinados constantemente por los que votamos. Es importante
que los partidos políticos sepan elegir bien y con tino a sus representantes.
Pueden cometer errores, todos lo hacemos y los partidos políticos no lo van a
ser menos, pero cierto es que están
obligados a una inmediata rectificación para reparar esa confianza rota
por el engaño del político a la sociedad. Una persona con mácula no es digna de
representar la voluntad popular.
Queremos políticos intachables en
lo personal y en lo profesional. Auténticos gestores del dinero ajeno, del
dinero de todos. Llegado el momento no les debería temblar el pulso para cesar
a aquel que ha metido la mano donde no debía y se las ha ensuciado.Tenemos un Estado de
Derecho en el que tenemos que confiar ciegamente y si alguna vez, se ha acusado
injustamente a alguien, el Estado debe reparar el error cometido. Una cosa son las denuncias…otra cosa
son las imputaciones que ya han sido estudiadas por gente que son ( y debe ser
así) independientes. No menos cierto es que las denuncias falsas tienes que ser
ejemplarmente castigadas como un delito
mayor. Una imputación es algo muy serio que afecta no solo al político de turno
sino también a su familia y demás allegados. Y no digamos al partido al que
pertenece.
Una justicia más rápida, ágil y
eficaz quitaría muchos quebraderos de cabeza y bajaría la tensión social que se
respira hoy día en la calle. La corrupción es uno de los mayores problemas que
tenemos los españoles y es la causa de esa desconfianza en la clase política,
pero aún más preocupante es que el propio sistema democrático pueda verse
dañado porque no se pone remedio a una situación provocada por unos cuantos
golfos que, desgraciadamente, son imposibles de detectar cuando entran en los
partidos, pero sí cuando están dentro hemos de ser efectivos en su detección y
eliminación.
Para llegar a la sociedad hay que
ser creíble, hay que ser limpio, estar limpio, ser un espejo.
En lo que respecta a la derecha
liberal española, al Partido Popular, tiene las mejores ideas para sacar a
España de donde está, tiene el mejor proyecto para España y para Murcia porque
los mejores técnicos, las mejores cabezas, colaboran con el PP…y como hoy decía María
Dolores de Cospedad, Secretaria General del PP, el PP tiene muchas personas
entre las que elegir para llevar a cabo el proyecto del Partido Popular.
Mi apuesta personal es Juan
Carlos Ruíz Es una persona honrada,
trabajadora, sencilla, con una clara vocación de servicio a Murcia, con un alto
conocimiento de las administraciones. Una
trayectoria política que avala su gran perfil como gestor público y que, además,
tiene las manos limpias y no le huelen¿
Qué más puede pedir Murcia para encarar con ilusión el futuro?